sábado, 19 de mayo de 2018

UNA DE MICROCUENTOS


¡Estudiantes! ¡Profesores! ¡Amigos todos del IES Padre Feijoo! Aunque no lo parezca, seguimos aquí; entre telarañas y estanterías polvorientas,es cierto, pero seguimos aquí. El caso es que nos gustaría ventilar un poco este espacio y darle de nuevo un poco de vida. Nos ayuda en esta tarea el siempre activo Dpto. de Lengua, que, como todos los años, ha organizado un concurso literario, de microcuentos en esta ocasión.
El otro día se publicaba en el hermano mayor de este blog el fallo del jurado, integrado por los profes del Dpto. de Lengua. Lo podéis consultar aquí.


Para que comprobéis por vosotros mismos la calidad de los ganadores, ¡aquí os los traemos! ¡Disfrutadlos! Y a Iván, José Ángel y el noctámbulo Jordan, ¡enhorabuena! Ya sabéis que podéis enviarnos vuestras creaciones siempre que queráis.

Cielo de nadie
Salgo con mis compañeros surcando el cielo, en formación. Sin previo aviso, empiezan a derribarnos. La presión y la agonía se hacen reales. En aquel momento empiezo a caer; fuerzo el aterrizaje y, en aquel lluvioso día, termino impactando contra el paraguas de aquel niño.
                                                                       Iván González González, 1ºD

La meta
Los corredores se pusieron en sus marcas. Nadie estaba dispuesto a perder; la rivalidad era feroz. Se oyó el disparo de salida y todos salieron lo más rápido que pudieron. El paisaje ese día era especialmente siniestro. Frondosos árboles rodeaban las pistas y una densa niebla tapaba el horizonte. En la lejanía, se apreciaba un reciente incendio, suceso frecuente en la zona. Al fin, el corredor O2 se acercaba a la meta. Consiguió llegar el primero: había ganado. Sin embargo, su felicidad se vio interrumpida cuando su cuerpo metálico explotó. Como resultado, un soldado perdió la vida. Otra víctima más de la guerra.
                                                                       José Ángel Prada, 1ºD

Pan, mantequilla y azúcar
Pan, mantequilla y azúcar. Cada día, al llegar a casa el abuelo me esperaba con aquel aburrido y monótono bocadillo. Cuando le preguntaba por qué siempre ese bocadillo, él me respondía de la misma manera, con una de sus pintorescas frases: “Los duelos con pan son menos”.
No entendía nada; simplemente me lo comía y no pensaba en su frase. Y así día tras día, hasta el 19 de marzo de 2007. Ese día mi abuela se retrasa y estoy esperando, aburrido en el colegio. Es extraño que mi abuela se retrase. Al cabo de cuarenta y cinco minutos, llega muy callada y, sin apenas mirarme a la cara, vamos en dirección a casa.
Llegamos. Todo estaba en silencio, entristecido; mi bocadillo de pan, mantequilla y azúcar ya no estaba.
Aquel día la vida me lo hizo entender.
                                   Jordan Santana Regueiro, Bachillerato Nocturno (Bloque I)


[Muchas gracias a Roberto Zapico por la información, los relatos y, sobre todo, por acordarse de nosotros]


miércoles, 3 de mayo de 2017

Y LA GANADORA ES...



¡Profesores! ¡Estudiantes! ¡Amigos todos del Feijoo! And the winner is..., victricem habemus! ¡Tenemos ganadora! Después de largas deliberaciones, el departamento de Lengua ha elegido el marcapáginas vencedor del concurso convocado hace un par de semanas para conmemorar el Día del Libro.
Se trata de la magnífica creación de Ana Elisabeth Dalton, de 1º B de la ESO, a quien desde aquí le gritamos un sonoro y más que merecido “¡enhorabuena!” por su colorido cohete, capaz de llevarnos, como las mejores historias de aventura y fantasía, a cualquier mundo.

El segundo premio va para Ingrid Alonso, de 1º D de la ESO, por su logrado oxímoron, mientras que el tercer puesto del cajón es para Amanda Morán, de 1º B de la ESO, por su rítmica y optimista invitación a la lectura.
 
Podéis apreciar la enorme calidad de los tres marcapáginas ganadores, como la de todos los participantes, en las fotos que aquí os dejamos o en la exposición del vestíbulo.

¡Enhorabuena a todos y gracias por participar!

miércoles, 5 de abril de 2017

DÍA DEL LIBRO 2017. CONCURSO DE MARCAPÁGINAS



¡Profesores! ¡Estudiantes! ¡Amigos todos del Feijoo! Tenemos esta esquina abandonada este año pero venimos hoy por aquí a anunciaros que, dada la proximidad del Día del Libro, el siempre activo departamento de Lengua  ha convocado un concurso. En esta ocasión no os pedimos cuentos, ni haikus, sino marcapáginas, puntos de lectura que animen e inviten a nuestro pasatiempo favorito –leer, por supuesto- con una frase original y de creación propia.
Aquí os dejamos los detalles de la convocatoria.
Nos vemos a la vuelta de vacaciones con una selección de los trabajos premiados.

miércoles, 26 de octubre de 2016

"HECHAS DE LO MISMO" (INÉS GONTÁN, 3º ESO)

¡Estudiantes! ¡Profesores! ¡Amigos todos del Feijoo! Lo anunciamos el otro día. Inés Gontán Méndez, talentosa alumna de 3º ESO, ha sido premiada en el Concurso Cultural de Dibujo, Pintura y Relatos de Central Lechera Asturiana con su magnífico relato "Hechas de lo mismo". Y como en unos días celebraremos la muy terrorífica fiesta de Halloween y el cuento de Lucía tiene cierto toque de terror sobrenatural, aquí os lo dejamos para que lo disfrutéis tanto como nosotros. Así que ya sabéis, mis jóvenes amigos, leed, leed... Y a ti, Inés, ¡enhorabuena! y, por favor, mándanos todo lo que quieras.
                                                                  


HECHAS DE LO MISMO
-¡Dalia,  entra en casa!
Me despedí con un rápido adiós y eché a correr antes de que mi madre me volviese a llamar. La casa estaba caliente por el sol que se colaba entre las cortinas y un olor a comida recién hecha me inundó nada más llegar.
-¿Qué hacías ahí fuera sola?
-Me echaba de menos. No he podido visitarle desde ayer por la mañana y necesitaba alguien con quien hablar.
-¿Leo?
-¿Qué? ¡No! – Leo tan solo era el vecino de la casa de al lado. A veces intentaba hablar conmigo, pero no soy de esa clase de personas que se abren fácilmente. – Ya sabes. El bosque.
-Ah claro. Se me olvidaba
No dije nada más. Por supuesto que no se le olvidaba. Mi madre tenía muy claro a quién me refería desde el principio. Simplemente intentaba hacerme cambiar. Nunca he sido esa chica popular rodeada de pequeños abejorros molestos. Ni la de las ideas increíbles o las hazañas sorprendentes. Solo he sido esa que se sienta callada esperando pasar desapercibida por su cabeza baja y ojos gachos, mientras en su interior imágenes vivas corren hacia otro sitio que nunca ha visitado. Para resumir, no me encontraba a gusto con nadie. Nunca había sido capaz de expresar cómo me siento a nadie. Hasta entonces. Hasta que mi madre decidió que lo mejor era mudarnos para que pudiese descansar de todo un tiempo. Bueno, en realidad la idea no fue solo de madre. La doctora Melisa ayudó en eso. Una mujer de buen aspecto y voz relajada, que, para ser sinceros, solo servía para que mi madre estuviese más tranquila respecto a mí.
Entonces decidieron que lo mejor sería mudarnos lejos de los edificios altos y las calles concurridas de Oviedo para poder marchar a lo que ahora es mi hogar: un pueblo pesquero al occidente asturiano llamado Viavélez, en el que tanto el mar como los árboles y el aire puro habían encontrado un lugar donde vivir. Al igual que yo encontré el mío.  Y a mí misma. Y a él. Al bosque. Fue el único capaz de entenderme y no pensar que estaba loca. Un gran alivio para mí, aunque otra preocupación para mi madre. Cuando llegas a casa hablando sobre un nuevo amigo no esperan que sea una extensión de árboles y maleza. Para mí era mucho más. Era calma, comprensión y respeto. Eran altas columnas de sabiduría. Era todo y nada. Primero pasaba algunas horas en él, y luego, días enteros. Durante el primer mes lo mantuve en secreto. No quería que mi madre se asustase y creyese que había perdido la cabeza. Me encargué de hacerla creer que mis pasatiempos tan solo eran ver gente nueva sentada en una mesa de La Taberna, disfrutar de las vistas del Cantábrico sentada junto a los pequeños faros que saludaban a los barcos ansiosos por pescar que se metían en el mar todas las mañanas o descubrir nuevos rincones que poder explorar desde lo alto del mirador del pueblo. Claro que nada de eso fue nunca verdad. No me gustaba jugar con otros niños a subir y bajar por la rampa del puerto, intentando llegar lo más abajo posible sin que el agua consiguiera tocarte, o echar carreras por el espigón intentando ser el primero en alcanzar el faro. Pero mi madre confiaba en que allí había encontrado lo que ella quería que yo tuviese. Poco a poco me fui soltando a decirle la verdad. Si ella quería que fuese yo misma, debía serlo. Creo que aun así sintió miedo. Seguramente hablase con la psicóloga. Pero lo aceptó. A pesar de todo, yo estaba bien, en paz.
-Dalia, creo que deberíamos hablar –se revolvió incómoda en su asiento. Yo la miré expectante, esperando-. Melisa ha llamado. Cree que tal vez sea hora de intentar volver a ir a clase. Ya sabes, tener una rutina que seguir, hacer nuevos amigos. Igual encuentras a alguien aquí que no has encontrado hasta ahora.
-No creo que sea necesario. Podría venir alguien. Ya sabes, a enseñarme en casa. No…de verdad no creo que sea una buena idea.
-Cariño, es bueno que hables con otra gente…
-Mamá, no. No me siento a gusto. Todos son muy distintos.
-No puedes pasarte la vida dentro de ese bosque, Dalia. Son plantas.
Eso me impactó más de lo que puede parecer. Es verdad. Son plantas. Pero había algo más. De alguna manera, podía sentir lo que sentían. Era una conexión que no había conocido hasta llegar al pueblo.
            No dije nada. Simplemente, me quedé callada. En mi cabeza surgieron un montón de ideas, ninguna de ellas con claridad. Yo sabía lo que mi madre pensaba de mí, pero oírlo era aún más horrible. Lo hacía todo real. En ningún momento tuve ganas de llorar. Puede que tan solo quisiese gritar lo se sentía, pero eso solo se lo podía decir al bosque. Él lo entendería.
            Subí despacio a mi habitación, pero mi madre quedó igual de impactada que yo, incapaz de añadir nada. Me tumbé en la cama. No sé qué me pasaba. No era solo lo que acababa de ocurrir, había algo más.
            Entonces lo supe. El bosque. Él también se encontraba mal; algo le estaba ocurriendo.
            No estoy segura de cómo tomé la decisión, ni de cómo conseguí salir de casa pero así fue. Cuando quise darme cuenta una brisa fresca de verano me recorría por dentro, y el recuerdo de la voz de mi madre gritándome que volviese dentro resonaba en mi cabeza. El aire estaba cargado de algo más que se mezclaba con el olor marino que acostumbraba a recorrer las calles, pero no supe distinguir el qué.
            Me moví entre la gran cantidad de cuestas que recorrían el pueblo hasta que el asfalto se fundió con la tierra. Fue fácil encontrar el sendero. Había recorrido ese camino miles de veces en el tiempo que llevaba allí. A medida que me acercaba todo empezó a cambiar. No supe el qué hasta que estuve demasiado cerca para alejarme.
            Fuego. Llamas anaranjadas por todas partes. Un brillo tan intenso que hacía que los ojos se te cerrasen sin quererlo. Ese olor…casi no podía respirar.
            No sé por qué pero algo me atraía a seguir corriendo. Lo veía todo desde un tercer plano, sin poder controlar mis movimientos.  Cuando mi propio ser volvió dentro de mí, las llamas rodeaban todo mi cuerpo.
Y así, poco a poco, mi oxígeno se fue dispersando, sofocado por el humo que entraba a mis pulmones en cada pequeña inhalación. En ese preciso momento incluso me pareció hermoso. Todo era una explosión de brillo naranja, incluso me recordaba a esos atardeceres que solía ver reflejados en el mar los primeros días. Como todo el bosque que me rodeaba, desaparecí entre mis propias cenizas. Fui tan solo una delicada flor de pétalos carnosos que se fundía en aquel atardecer con olor a humo. Y sí, puede que mamá tuviese razón y fuesen solo plantas, pero aquellas plantas y yo estábamos hechas de lo mismo, y de la misma manera se nos fue arrebatada la vida.

lunes, 24 de octubre de 2016

¡ESTAMOS DE VUELTA!



¡Estudiantes! ¡Profesores! ¡Amigos todos del Feijoo! Frente a lo que pueda parecer, no os hemos abandonado. Ocurre tan solo que el comienzo de curso ha sido muy ajetreado y nos ha costado ponernos en funcionamiento. Sin embargo, aquí estamos de nuevo, listos para animar algo la biblioteca –aunque, por lo que veo los miércoles en el recreo, anda este año de lo más visitada y llena de voces, ¡qué charlatanes sois!-.
Hace unas semanas celebrábamos el triunfo de Inés Gontán Méndez, de 3º ESO, en el Concurso Cultural de Dibujo, Pintura y Relatos de Central Lechera Asturiana. En la imagen podéis verla encantada con su no menos orgullosa profesora de Lengua y Literatura, nuestra capitana Pilar.

Además, desde hoy mismo podéis ver en el vestíbulo la exposición que para conmemorar el centenario aniversario de nuestro más célebre hidalgo, Don Quijote, han preparado durante meses nuestra citada capitana y algunos de sus ayudantes. Aquí os dejo algunas imágenes, donde podéis ver ediciones variadas de obras cervantinas, máximas aprovechables en cualquier ocasión y, por supuesto, molinos, muchos molinos.



Para terminar, os anunciamos que también este año tenemos centenario ilustre, el del nacimiento de uno de los escritores más originales y divertidos que en el mundo ha sido, el inigualable Roald Dahl, uno de nuestros preferidos y conocido de todos gracias a Matilda, Las brujas, Charlie, etc. Habrá que celebrarlo como la ocasión lo merece, ¿no?

¡Seguiremos informando! Mientras tanto, mis jóvenes amigos, ya sabéis.
Leed, leed…

viernes, 27 de mayo de 2016

CONCURSO DE HAIKUS Y MICROPOEMAS (II)

Nos encanta que escribáis y, sobre todo, que nos mandéis vuestras creaciones. Los profesores del Departamento de Lengua nos han hecho llegar otros poemas y haikus que no han obtenido premio, es cierto, pero que también les han gustado mucho, mucho. ¡Enhorabuena a todos!


“Al Presente” (Lucas Cid, 1ºE)
Tú, amor, mi presente,
eres lo que merece mi tiempo,
y no el pasado,
que ya pasó.

 Sin título (Estíbaliz San Juan, 1º E)
Tu sonrisa me alimenta
y tu llanto me lamenta

Sin título (Ariadna Jiang Santamarina, 1º B)
Desde lo alto del cielo,
me dejo caer.
Y con un ‘te quiero’,
vuelvo a renacer.

Sin título (Paula Alonso, 1º B)
Con la mar me muevo
por el mundo entero,
siguiendo el camino
que el corazón me dijo.

Cometas (Daniel García, 1º E)
Estrellas fugaces.
Su luminosidad
es breve pero
contundente.

Primavera (Paula Fernández, 1º B)
Primavera,
la que la gente anhela,
que nazcan las flores
y olvide la alergia.

Haiku (sin título) (Carmen Argüelles, 2º B)
Ya todo acabó
la lluvia ya cesó
y yo sigo igual

Haiku (sin título) (Daniela Arias, 3º C)
Floreciendo
va en la vida loca
muchacha bella

“Primavera” (Hammouti Abdelmajid, 3º C)
En primavera los árboles florecen
Las horas pasaban como segundos
Sus ojos brillaban como perlas.
Me había tocado el corazón sin darse cuenta.